El dispositivo analítico se autoriza a habitar otros espacios por sus condiciones invariantes.

Habitar nuevos espacios exige al psicoanálisis contemplar sus fundamentos para evitar desvíos. Las variantes de la cura según los avatares de las épocas deben articularse con las condiciones invariantes de la praxis. La política, que domina estrategia y táctica, maniobra desde la ética del Bien-Decir con el deseo del analista que es su operador.

Por Manuela Casares

Lo que citamos de Lacan nos deja siempre la mitad del camino por hacer (…) porque, como tal, es completamente atonal. A ustedes toca poner allí el acento de verdad (…) encadenarlo en un lugar, saber hacer lazo”1

Nadie parece percatarse de las contradicciones, tan flagrantes como permanentes, que son puestas en juego cada vez que intervienen los conceptos fundamentales” 2

El psicoanálisis no se reduce a un protocolo técnico. El consultorio como espacio que delimita un adentro y un afuera, crea un contexto virtual de enunciación que debe ser pensado desde la lógica del acto analítico como recurso adyacente al semblante que opera la presencia del analista como posición en el discurso del psicoanálisis. Depende de la creatividad de cada analista construir con cada parletre tal contexto de enunciación que no se reduzca a repetir el ritual 3. Saliendo de la modalidad que volvió ortodoxo el modo particular del analista Freud y que describió sin prescribirnos en consejos al médico. Autorizarse no es auto-ri (tuali) zar 4.

Para Lacan “un psicoanálisis, tipo o no, es la cura que se espera de un psicoanalista. Se trata ciertamente de un rigor en cierto modo ético”5 y depende del lazo del analista con el psicoanálisis, de hacerlo ex-sistir por medio de su lógica.

El analista en tanto “guardián de la sociedad” 6 restituye la instancia de lo simbólico en los conflictos imaginarios y tiene el deber de habitar otros espacios, físicos o virtuales.

Que «…el analista cura menos por lo que dice que por lo que es» 7, implica el lazo al lugar en el discurso analítico que ha de sostenerse más allá de lo contingente del contexto en que opere. Desde una posición de extimidad respecto de la sociedad por su posición de exterioridad con relación a los significantes amo y por el real que implica “no hay relación sexual”6. Es el rigor ético que nos autoriza.

Porque lo que interesa no es el cuerpo visual sino es el cuerpo pulsional, hecho de agujeros y bordes, sobre el cual la palabra se escribe. En tanto el lenguaje hace ser lo que no existe, y el ámbito del dispositivo existe exclusivamente por el poder del lenguaje.

Habitar con el dispositivo nuevos espacios exige contemplar los fundamentos para no desviarse. Las variantes de la cura según los avatares de las épocas deben entenderse en relación con las condiciones invariantes de la práctica: política, táctica y estrategia.

La política como condición invariante que domina estrategia y táctica opera desde la ética del Bien-Decir, orientada en el inconsciente, en su estructura. 8

Modelizar los dichos del sujeto, provocar la traducción de su narrativa, sintetizar, vaciar de sentido, circunscribiendo lo real del síntoma; devolviendo un decir preciso que interpele y al mismo tiempo le revele un saber como anzuelo que enganche al lazo social psicoanalítico. Que bien decir y saber leer se transfieran al analizante. 9

El analista es la persona a quien se le habla, pero responde desde el dispositivo analítico con el deseo del analista que es su operador. No se trata de su persona, sus preferencias tecnológicas o hábitos prácticos adquiridos. Si se confunde presencia del analista con presencialidad se desvanece el operador, entonces hay que reorientarse: el poder es de la cura no del analista.

“Que se atreva a decirlo él mismo, si todo lo que tiene que respondernos es que es un hombre” 7, refiere Lacan, y esto implica que lo que debe funcionar es el operador del deseo del analista, la posición de éste en el discurso como objeto a en tanto semblante.

Los fundamentos de la praxis como condiciones invariantes son el pedestal que soportan las variantes de la experiencia analítica que incita cada época. Psicoanálisis “lógico” lo llama Miller disolviendo la oposición puro/aplicado. Se trata de hacerlo ex-sistir desde la posición ética del Bien-Decir, ya que no hay psicoanálisis de un solo tipo si, como nos indica Lacan, lo devolvemos a su raíz universal, a su inserción en la experiencia de la palabra 5.

La Lic. María Manuela Casares es Psicoanalista y profesora (UBA). Es miembro de la Fundación Páremai Fractal , se desempeña como analista y en el equipo de ingresos. Trabajó como becaria en el Hospital General de Agudos Parmenio Piñero.

Notas y Bibliografía:

1- MILLER, J.A. (2000-01), El lugar y el lazo, Paidós, BB. AA., 2013

2-LACAN, J. (1984) El seminario. Libro 3. Las Psicosis. Madrid.  Editorial Paidós.

3- GARCÍA, G. (2007). Fundamentos de La Clínica Analítica. Ed. Otium

4-LACAN, J. (1973). “Nota italiana”. En Otros escritos, Buenos Aires: Paidós, 2012.

5-LACAN, J. (1955) » Variantes de la cura tipo» En Escritos II. Ed. Siglo XX. Bs.As, 1986.

6-MILLER, J.A. (2005), La utilidad directa, Recuperado de  http://www.xxviijornadasanuales.com/template.php?file=textos-de-orientacion/la-utilidad-directa.html

7-LACAN, J (1958) “La dirección de la cura y los principios de su poder” en Escritos Tomo 2. Ed. Siglo XXI. Edición 1987.

8-LACAN, J. (1970), “Televisión” En Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2012

9-MILLER, J.A. (2011), Leer un síntoma Posteado por Blog AMP Recuperado de https://revistaenlaces.com.ar/archivos/enlaces_y/la_escuela/Leer_un_sintoma-J_A_Miller.pdf

-GRAN CONVERSACIÓN DE LA ESCUELA UNA. Domingo 20 de marzo de 2022. El psicoanálisis virtual Pg.18 en PDF.

-LACAN, J. (1964) “Acto de fundación” En Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012.

-LACAN, J. (1964-1965), El Seminario Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, Buenos Aires: Paidós, 2005

-LAURENT, E. (2000). “El analista ciudadano” En Psicoanálisis y salud mental, Ed. Tres Haches, Buenos Aires, 2000.

-LAURENT, E. (2004). Principios rectores del acto analítico, Recuperado de http://ampblog2006.blogspot.com.ar/2006/09/principios-rectores-delacto-analtico.html

-MILLER, J. (2005). Introducción al método psicoanalítico (1a. ed., 4a. reimp.). Buenos Aires: Paidos.

-MILLER, J.A. (1987), “Acción de la estructura”. En Matemas I, Manantial, Buenos Aires.

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Cartel: Lógica Colectiva, Clínica Nodal. Acerca del trabajo Institucional en Red

Por la Lic.Claudia López.

¿Qué es escribir?, ¿Qué aspectos subjetivos se articulan en la escritura?

La escritura no es sin bordear el cuerpo, ella le da forma con sus trazos y marcas. La escritura deja huellas que expresan el deseo de un sujeto hablante: “hablo de aquello que acontece en uno”, se escribe desde el lugar como sujeto.

En la escritura se deja traslucir el “Otro”, ¿qué dejó el Otro?, ¿qué se hace o se hiso con ese Otro que habita en el sujeto? En cada acto de escritura se suelta a ese Otro, se escribe para liberarse, se escribe desde la particularidad subjetiva.

El texto ya no es de uno, está para el Otro, para ser leído, trabajado y transformado. La posibilidad de escribir es un don trasmitido. Circula entre otros, otros que se dejan tocar y atravesar por lo dicho. Gracias a la escritura hay trasmisión, ésta hace parte de lo simbólico, busca puentes, intersecciones, arma lazo. Se apuesta a la escritura como andamiaje del lazo, lazo que no se suelta y se articula en lo escrito.

La escritura viene a rodear la falta en el ser, pero no la llena ni la ocupa, la delimita y en ese límite calma, apacigua la sed de ser, de ocupar un lugar, una existencia.

En este proceso de escribir, se busca dejar el camino difícil impuesto por la razón y dar lugar a las líneas trazadas por el deseo: “el inconsciente”, él es el camino para propiciar la la escritura, el inconsciente se escribe y escribe, él es la guía. Sin embargo, cuán atado se puede estar, sin seguir sus pasos.

El texto surge desde el inconsciente que habita en uno, surgen ideas, palabras, significantes, sueños, recortes, voces.

Escribir es abrir surcos, producir vetas, contrastes y similitudes. Es entregar la imagen, la ilusión del ser para pasar a ser parte integrante en una comunidad con lo propio de una cultura.

Cuando se entrega la imagen, se da un movimiento, escribir es pasar de la imagen a la marca, al molde, a la huella que son letras, signos, símbolos que nos asisten y llegan a los otros para ser leídos.

¿Por qué asusta escribir?

Porque escribir es atreverse a ser y ser es poner el nombre en el espacio que se habita, escribir calma la ansiedad, aquella que surge del vacío, vacío de existencia.

El bebe llora y la madre descifra su llanto, interpreta y re- escribe qué quiere decir según su propio mundo. Entonces, el acto de escritura es el desciframiento de lo que existe como deseo desarticulado y lo que viene del otro, con ese vaivén de uno y del otro se obtiene un escrito.

Cuando alguien parte, deja de inscribir su voz pero “Lo escrito, escrito está”, no se puede borrar y si se lo borra, un nuevo escrito aparece, algo cambió. “Voy a…..parto, no voy a estar, estaré en otro sitio”. Esta escritura deja un lugar vacío, ya el pensamiento no se ocupa de él, es otro tiempo, este otro que no está permite que se instale un otro distinto. Partió, ahora, se está sin él, estar con uno mismo permite escribir.

¿Existir para uno mismo o para el otro? ¿Se mueve o lo mueven? ¿Se debe hacer o hay un deseo de hacer? Estas son las preguntas que se suscitan en el ser causado por la división subjetiva.

La escritura es un recorte, recorta el lugar propio, se abre y se cierra, va para un lado, va para otro, sube y baja, arma nudos, liga y convoca, une a los otros, hace lazo con los otros como hacen lazo las letras que se unen entre sí y los sonidos de una canción.

Escribir en Páremai

Ahora bien, se trata de escribir desde la búsqueda de ser uno más en Páremai, sujeto que despliega su sinthome para ser leído y hacer transferencia con la fundación que lee desde varios lugares. El sujeto haced red con la institución, se construye “uno más”. En Páremai se es, se aporta, se da, es decir se construye un lugar subjetivo.

En el Dispositivo a Padres, se escucha a padres, a mis padres, me escucho como madre, como padre, desde la función que se ejerce. Dispositivo a padres, lugar donde la crianza se despliega y abre posibilidades como un abanico que muestra un aspecto de ser madre, de ser padre, “el saber, no saber”, “la pregunta por cada hijo/a”,” lo posible y lo imposible de ser padre- de ser madre”.

Por otro lado, ¿Qué se escucha? ¿Qué se lee en la escucha? Palabras, gestos y decires de los padres. Esta lectura se descifra porque es también escritura, lectura que muestra en espejo los lugares donde ese Otro se situó en el sujeto, sujeto partícipe de los distintos lugares ofrecidos por Páremai, ese sujeto está llamado a inscribirse en la comunidad y participar de una cultura.

En Páremai se articulan distintos lugares, ¿cómo se articula el dispositivo a padres con los otros lugares? ¿Qué moviliza este lugar, qué circula en esa dinámica? Distintos lugares que hacen al psicoanálisis en red: Dispositivo a padres, Espacio Lúdico Terapéutico y espacios de clínica entre otros….

En el Dispositivo a padres, se acompaña el devenir de ser padre, de ser madre y las vicisitudes de cómo hacerse cargo de esta función. De igual manera, puede producirse un movimiento subjetivo, una demanda de análisis puede gestarse.

Por otro lado, en Páremai se propicia el despliegue del sinthome, leído y descifrado en lo simbólico, en el lugar de la palabra, significante que se anuda en un cuarto nudo: la institución.

Ahora bien, lo real bombardea, Páremai se hace cargo de ese real, intenta articular ese real, arma clave con el real, clave en red, inconsciente a inconsciente, escritura en red que soporta las fracturas de lo real, a saber los fragmentos, las partes, que vez a vez se irán articulando hasta un punto de cierre, cierre de una estructura y apertura de otra. De igual manera, esta lectura se realiza a partir de tres tiempos: instante de ver, comprender y concluir, buscando en el acertijo, cómo decir lo que veo, luego el acto de comprender concluye con la escritura, con una nueva creación.

Algo más acerca de la escritura:…..

Parece un volver atrás, pero sólo se retrocede y se da un paso más: el ser se libera al escribir, aunque se padece todavía la sensación de imposibilidad y la presencia de la equivocación en pasos erróneos. Sin embargo, éstos no lo son, porque al enfrentarse a ellos se observan signos de búsquedas nuevas que dan la pista de los giros por buscar y dar aún. Desplazamiento, movimiento: sentarse uno al lado de otro, Páremai.

En este recorrido, por momentos se tienen evidencias de claridad, pues el miedo que no deja ver, cede y desaparece. Se ha dejado la seguridad, ahora adviene cierta oscuridad de ser pero se tiene conciencia del padecimiento anterior, de una falsa seguridad, falso acomodo del ser y apariencia engañosa, inmovilizadora.

Hoy por hoy, se percibe un movimiento diferente en el tiempo, éste, tiene la dimensión de ser un instante y se va. Pero, a esos instantes se debe atender, en ese momento aparece algo del sujeto, del deseo y se da forma a la subjetividad, a la particularidad y se piensa diferente de otros. Son oscilaciones casi imperceptibles, se adelanta, se avanza y allí se deja: “un escrito”.

La escritura permite dar forma a los sentimientos que no dejan caminar. Acompaña hoy, como un acto de liberación, liberarse de aquello no descifrado y oculto. La escritura da sentido a lo sucedido, descifra lo indescifrable: tormentos, escenas temidas que asustan y persiguen, ahogando casi la existencia.

No obstante, frente a la amenaza de desaparecer por la demanda del otro de aferrarse a uno, al cuerpo, y convertirse en deseo propio, advienen las preguntas: ¿cómo se instala el sujeto?, ¿cómo se habita el propio cuerpo sin dejar de ser habitado por el otro ?, ¿en donde se percibe la diferencia ?, ¿hay espacio para habitarse y habitar?

Páremai es una fundación donde se está con otro, pero al lado, relación en la que el sujeto se da una posición donde no hay confusión ni mezcla, hay límites.

En Páremai, aparecen las preguntas que orientan el camino de la búsqueda interior: ¿qué constituye lo particular de cada uno?, ¿qué ilumina el recorrido? ¿Por dónde se iba, por dónde se va?

Páremai es una fundación que instala un movimiento personal. Se va por aquí, se va por allá, se encuentran lugares y funciones que se articulan para dar vida al decir de los otros y al cuidado de otros. Escritura de anudamiento de lo real, lo imaginario y lo simbólico. Escritura en red, que teje en diferentes texturas con lanas y agujas. Ondulaciones para arriba – abajo, tejido que une y desune, tejido que vuelve, retoma, teje y desteje.

Red de nudos con agujeros que sostienen, lo amarrado no se cae porque la escritura soporta con un conjunto de operaciones impredecibles e imprescindibles lo real. Sobrelleva con lógicas que implican una simultaneidad de posiciones reversibles, idas y vueltas.

Con la nominación se anuda la red y se aproxima a lo imposible, a lo real. Nudos, vueltas, circuitos, son los recorridos que se transitan dejando marcas que traducen la lógica del deseo de quienes participan en ese entramado simbólico. Finalmente, la institución nombra, el sujeto es nombrado por la institución, desempeña una función, en este anudamiento aparece el sinthome que dice de un sujeto que toma y se deja tomar en un cuarto nudo, por eso no queda suelto, está sostenido.

De otra parte, el tejido institucional va enlazando, lo materno y lo paterno. Lo materno nutre y atrapa, sin sus nutrientes no podemos vivir pero igual se necesita una salida, un lugar, lo paterno castra, delimita. Ambas posiciones son ineludibles, el sujeto está escindido, así se funciona con la división subjetiva.

Algunas palabras sobre las funciones materna – paterna

En un tiempo accidental, la presencia de otro es un constante ruido, ruido sin sentido que no produce letras ni palabras. Al contrario, al descifrar sus notas y decires sobreviene una gran desilusión, porque nada se construyó, ni ligó, sólo existe el placer efímero de un encuentro, cuerpo al lado de otro cuerpo, sin articular deseos de estar. Un estar que quiere sortear la vida, que quiere ser atravesado por el otro, por el cuerpo, por el sentir, por la mirada y por la palabra. Por eso, el encuentro huidizo, se escapa, no quiere articularse, es decir este encuentro no representa: “un estar junto a”

La tristeza acontecida por lo fallido del encuentro es consecuencia de las palabras que no unen. Sin embargo, esta desunión tiene un gran efecto, la libertad de seguir en búsqueda, la soledad que siempre produce y crea.

Deseo de ser y estar con otro, ¿cuán largo es el camino de la soledad? No hay miedo en ella, hay esperanza, puertas que se abren, un sol que irradia la mañana.

Por otro lado, en este trayecto en el cual se está, la representación de una función de corte, emite fuerza y empuje. Este es el significante paterno, significante que se busca para nombrarlo. No es un cuerpo real lo que se busca, es su representación. La muerte simbólica se enlaza a la vida y trae como efecto el sujeto, que no es sin división entre el saber y la verdad.

De otra parte, desde el comienzo de la vida, la Función materna cubre y nutre el cuerpo llenando los agujeros, sin embargo algunas veces puede dejar el exceso y la falta necesaria para vivir y desear, queda cubierta. Es así como no se sabe de ésta, ni hacer con ella lo necesario cuando aparece, entonces se busca esperando un semblante ilusorio que proteja.

Frente al vacío de la falta y la inseguridad de su efecto, se hace síntoma como una escritura. Tal vez algo en la ausencia se intenta recobrar. La escritura, es tal vez un intento de aclarar, de saber que algo se ha perdido. Vale la pena esa pérdida, ya se sabe de la ausencia, ausencia que da lugar a la creación.

Creación que acontece en y con otros, ser con otros, ser en comunidad, en una institución en red.

Lo imaginario….lo simbólico

Ante la presencia de la gran confusión de lo imaginario, el desamparo emerge en el sujeto, invade el sin sentido de la ausencia de lo simbólico, del nombre, de aquello que anuda. Y es así como en ese habitar de lo imaginario hay un desplazamiento de imágenes de una a otra, algunas muy feroces y audaces. Todo fluye sin parar, las fantasías que bombardean la imagen crecen sin medida dejándose captar por ella, el cuerpo no es uno, ha perdido su unidad e integración.

¿Cómo queda el sujeto, si es que todavía lo hay, cuando un significante toca aquello del orden de lo íntimo? Desnudo frente al otro. Entonces, ¿cómo se protege eso íntimo, cómo se abriga al significante fundamental que nombra en una institución?

Por eso, el encuentro con un significante paterno, permite que todo se re-ubique. Una unidad que arme ese cuerpo, límite que aparece y ordena, todo vuelve a tener sentido y el texto se comprende, pero es necesario el reposo, algo de “0” algo de muerte, en ese punto se empieza a gestar lo nuevo.

De igual modo, junto al gran despliegue de proyecciones, el sujeto ubicado desde el lugar de corte, produce un vacío, una ruptura que puede dar lugar a una producción nueva, neo creación. Y ahora sí, bienvenidas las preguntas: ¿qué soy para el otro? ¿Qué quiere el otro de mí? ¿Si soy el deseo del otro, cuál es el deseo propio?

El sujeto responde desde su falta y eso propicia la separación, separación que permite la aparición de otro significante, movimiento de búsqueda, de preguntas.

Por otro lado, el efecto de lo fundacional del nombre, ubica al sujeto en una nueva relación, nuevo vínculo con el otro. El sujeto se concibe como sujetado, sujetado en la institución, barrado, castrado y es allí desde donde produce lo simbólico, el saber hacer en la institución. El saber hacer de un análisis en Páremai, análisis en red, trabajo en red, sujeto colectivo.

Claudia López.

19 de octubre de 2015.

Cartel: Dirección de la cura

Por la Lic. Claudia López

En casi apenas dos carillas deseo trasmitir algunas ideas surgidas de la experiencia de los encuentros del cartel La dirección de la cura”, en relación a la posible práctica clínica en Páremai.

Lo breve de este escrito no tiene relación alguna con la cantidad y calidad de lo expuesto y presentado en el cartel, sino más bien con el trabajo que conlleva dar cuenta de un proceso, de un intercambio de saberes y opiniones que no es sin el inter-juego de lo particular del sujeto que participó y de las dificultades que el transitar en ese espacio originó.

Ahora bien, si hay algo que se desarrolla en una consulta psicoanalítica es la demanda del sujeto, demanda que al ser trabajada desde la escucha clínica puede dar lugar a algo más, a saber: el deseo de un análisis. Sin duda, esta labor tramitada en las entrevistas lleva un tiempo prolongado.

Sin embargo, en esta práctica puede suceder algo de lo que se sabe, pero que no se está exento, por la falta de análisis propio o por ausencias de supervisión, el analista puede quedar atrapado en la transferencia y seguir el camino de lo imaginario.

Hay que volverlo a decir y re-escribir: paso a paso, vuelta y re-vuelta, la escucha de un sujeto puede dar lugar a su deseo, deseo que es del orden del inconsciente. “Es el deseo el que mantiene la dirección del análisis, fuera de los efectos de la demanda”1

Por otro lado, hoy por hoy, época en donde es difícil esperar, este trabajo se torna más arduo, parece que el analista se ve tentado a asumirse en la inmediatez, en el acto que demanda el Otro y cuesta esperar, y como bien se sabe en Páremai, si hay algo que se aprende en y del Psicoanálisis es saber esperar, es decir dar lugar al tiempo, tiempo que posibilita el despliegue del deseo y de los significantes en cadena.

¿Cómo dirigir la cura en la actualidad? ¿Cómo dirigir la cura en Páremai?

Estas preguntas que interrogan a los analistas, analistas en Páremai, tuvieron su lugar en el cartel.

Responder a ellas implica retomar algo de lo dicho: vivimos un tiempo de inmediatez, del acto, y se agrega: un tiempo donde el lugar del sujeto de la neurosis se cuestiona, al igual que la presencia de la angustia. Hoy por hoy, este sujeto, se sitúa en un borde, este sitio corresponde al de una franja que muestra el límite entre dos posibilidades del diagnóstico de la estructura clínica: neurosis o psicosis.

La particularidad de la clínica en la actualidad y cómo ésta actúa en lo social, hace pensar a los analistas en Páremai en cómo intervenir, en cómo la red puede actuar quebrando el hermetismo clásico de las intervenciones psicoanalíticas.

Por otro lado, en 1916, Freud ya se pregunta: “Eso que se muestra renuente al empeño del médico no siempre son los rasgos de carácter que el enfermo confiesa y le son atribuidos por quienes lo rodean. Hartas veces se acrecientan hasta una intensidad insospechada propiedades del enfermo que él parecía poseer sólo escasamente, o salen en él a la luz actitudes que no se habían traslucido en otros vínculos.”2

Y por otro lado, no en vano Lacan comenzó con la clínica de la psicosis. Es decir aquellos que marcan el camino del psicoanálisis, muestran sin lugar a duda como dirigir la cura y qué cura.

Por consiguiente, pareciera ser que la estructura de borde convoca a los analistas a pensar la clínica, donde es difícil instaurar la pregunta, la sospecha, la incertidumbre. Crear espacios de intervención en Páremai: escritos que testimonien nuestro hacer. Trabajo en red donde se despliegue la clínica con varios miembros de la familia del sujeto que inició la consulta y con las instituciones que anudan y sostienen desde otros lugares al sujeto que consulta.

Para concluir, algunas cuestiones teóricas será necesario comprender. El trabajo con los nudos, tercer nudo, terceridad orden del testimonio, cuarto nudo, la nominación, seminario RSI, son los temas que merecemos desplegar en los espacios de formación.

Con el deseo de ser analista, invito a continuar por estos pasos, pasos que descifraremos en red, formación que construiremos en conjunto para dar respuesta a las indagaciones actuales del psicoanálisis.

Claudia López. 1° de noviembre de 2015.

1 Lacan Jacques. Escritos 2 “La dirección de la cura y los principios de su poder” Ed. Siglo XXI Bs As. Argentina. 1999

2 Sigmund Freud. Obras completas. “Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico”Volumen 14 (1914-1916).Amorrortu Editores. Bs.As., 1978. Traducción cotejadaAlemán-Inglés por José L.Etcheverry 

Los libros de Bioy Casares y Silvina Ocampo ya forman parte de la Biblioteca Nacional

(Nota publicada originalmente el 20 de Septiembre de 2017 en Infobae)

Algunos de los donantes, junto a Alberto Manguel: Marina Gancia, Claudia Paluszkiewicz (Marval, O´farrell& Mairal), Alix Born (Fundación Bunge y Born), Silvia Rivello (Fundación Paremai Fractal) y Sandra Sakai

Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo fueron mucho más que una pareja que culminó, luego de más de 50 años de romance, con la muerte de la escritora nacida en 1993 tras un tortuoso Alzheimer. Fueron mucho más que una máquina romántica de producir libros. Mucho más que un matrimonio extenso, cómplice, que tuvo una hija, Marta, fallecida días después que Silvina, a los 39 años. Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo fueron una sociedad que leyó como pocos han leído en este país. Su gran biblioteca lo prueba. Más de 17 mil ejemplares que ahora, por donación de una serie de empresas y fundaciones, pertenecen a la Biblioteca Nacional, es decir, pertenecen a todos los argentinos.

Ese fue el motivo de la conferencia de prensa que se realizó este martes al mediodía en el gran edificio en forma de T sobre la Avenida Las Heras, en el tercer piso, Sala Juan L. Ortiz: anunciar que esos libros ya están siendo clasificados y estudiados. El encargado de abrir la reunión fue el director de la Biblioteca, Alberto Manguel, agradeciendo a los donantes, subrayando el aporte que, con este gesto, le estaban realizando a la cultura argentina, y aseguró que esa infinita pila de libros representaba «la inteligencia unida de estas dos personas, Bioy y Silvina, lectores por excelencia». A su lado el ministro de Cultura de la Nación Pablo Avelluto asintió con entusiasmo y agregó que se trata de «un paso enorme hacia el trabajo de la Biblioteca Nacional como la principal formadora de lectores».

En las más de 300 cajas donde se guardaban los libros estaban contenidas las lecturas, además de las de este matrimonio, también las de los padres de Bioy —Adolfo Bioy Domecq y Martha Casares Lynch— y algunas de Jorge Luis Borges, su gran amigo. «Es la última gran biblioteca de autores que quedaba», dijo Germán Álvarez que, al igual que Laura Rosato —también presente allí—, es investigador, director del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges y autor del libro Borges, libros y lecturas.

«Toda biblioteca es una autobiografía de su dueño», comentó Ernesto Montequín, quien ha cuidado durante años estos 17 mil libros. Allí había un ejemplar del Finnegan’s Wake de Joyce que tenía anotados distintos juegos humorísticos de Borges y Bioy. «Se pasaban la lapicera, hacían juegos de palabras, se divertían», comentó Montequín y aseguró que «en esos libros están los proyectos de los libros que no hicieron, porque ellos estaban todo el tiempo pensando proyectos, charlando en la sobremesa. De repente Borges se paraba, tomaba un libro y anotaba cosas. Eso está en estos libros.»

También está la primera publicación de Silvina Ocampo, Viaje olvidado de 1937, lleno de anotaciones. «Es un libro muy poético que ella siempre renegó. Tiene tantas cosas escritas que de ahí se puede sacar un libro nuevo. Acá son libros, no sólo leídos, también vividos; se nota en sus marcas», explicó.  Por su parte, Manguel contó que todo este material pronto va a estar disponible en la antigua Biblioteca Nacional, en el edificio de la calle México —allí estuvo Borges cuando fue director entre 1955 y 1973— y que las expectativas son enormes: «Falta un largo proceso de estudio. En el 80% de las cajas no sabemos lo que hay, así que falta mucho por descubrir todavía».

Con la curiosidad del lector que es, Avelluto tomó el micrófono y le preguntó a los especialistas sobre el orden de estos libros, teniendo en cuenta que cada biblioteca es única, como cada lector. Entonces ellos comentaron que el orden tenía que ver con lenguas y países y que la cantidad de publicaciones era tan grande que «los libros forraban todas las paredes». Ernesto Montequín  agregó que «la generación de Bioy y Ocampo es la primera generación que leía en inglés como lengua de la cultura y no como lengua del comercio». En ese sentido, la influencia de Inglaterra y Francia —comentaron— es ineludible. «El año que viene empezamos la puesta en valor de aquel emblemático edificio», agregó Avelluto.Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares

Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo fueron mucho más que una pareja enamorada, que una máquina de producir literatura, que un fragmento clave de la historia de nuestras vanguardias artísticas. Fueron también grandes lectores. Su biblioteca ya es parte de nuestro patrimonio, del país, del mundo.

Presentación del libro En la trastienda de los análisis. Volumen III: La clínica y el pase de Melanie Klein a Lacan, de Sergio Rodríguez

10/05/2006- Por Silvia Rivello

¿Qué papel juega este volumen, el tercero? Entre las exposiciones de lo psicoanalítico como recurso, la teorización de los discursos para mejor ubicación del discurso del analista, por un lado, y -por otro- la exposición y despliegue de un análisis, el autor coloca este libro como una bisagra necesaria: dejarse atravesar todo el tiempo por la pregunta: Por qué me nombro analista Y nos presenta su testimonio de des-subjetivación trabajando en la teoría psicoanalítica el pase de la teoría de Melanie Klein a la de Lacan, argumentando, sencilla pero nodularmente, los hallazgos de la teorización lacaniana y sus efectos en la clínica.(…) Haciendo jugar la pregunta con distintos contextos, porque así como Sergio Rodríguez afirma con gracia que Melanie Klein es china y Freud y Lacan japoneses, él se manifiesta como japonés en la galanura con que juega con los contextos.

Este libro de Sergio Rodríguez renueva en el lector las inquietudes que ya los dos primeros volúmenes de esta serie habían despertado: inquietud por investigar lo nuevo, lo que viene y nos convoca desde su Real.

En cuanto al volumen que nos ocupa me pareció pertinente subrayar en mi lectura la decisión del autor de no dar a escribir el prólogo, como sí lo había hecho en el primer y segundo tomos de esta serie, sino escribirlo él: nos dice que la razón es que sólo él tiene una idea aproximada de lo que significa este tercer tomo. Nos indica también que habrá otras series y que los prólogos a los dos anteriores libros lo contentaron mucho pero… quiere establecer una diferencia que parece tener relación con el acto de nombrarnos analistas.

Leí esta decisión como una advertencia sobre el carácter, la fuerza, que tiene este texto ya desde el lugar que ocupa en esta serie de cuatro libros que ha titulado En la trastienda de los análisis.

El autor ubica su  texto dentro del mismo norte que su producción anterior: “Afirmar y ampliar la eficacia del psicoanálisis en su tarea de morigerar los padecimientos del alma e incidir en la sociedad para que ésta funcione menos destructivamente” y en particular destaca su deseo articular estas investigaciones con las investigaciones de las neurociencias.

Ahora bien, ¿Qué nos venía diciendo en los dos primeros volúmenes Sergio Rodríguez  para que este tercer libro quede ubicado y subrayado de esta manera?

La serie se abrió con el primer volumen que lleva como subtítulo: Posición y función del analista, donde trabaja fuertemente los inicios de tratamientos difíciles. Es decir, los obstáculos, las dificultades que se presentan en los inicios y que, si no son advertidos, se podrían instaurar como errores de escritura y abortar el transcurso de la cura. Ubica en estos desarrollos una y otra vez en el discurso psicoanalítico.

El segundo volumen lleva como subtítulo: El diagnóstico psicoanalítico como recurso para la cura. La lectura lleva a potenciar la eficacia del discurso analítico, el autor juega con las letras y lugares de escrituras lógicas, descubriendo otras posibilidades discursivas muy esclarecedoras para pensar nuestra época y algunas posibles salidas creativas a sus encrucijadas.

Por otro lado el escritor nos dice que el cuarto volumen, es decir el que seguirá a éste que estamos presentando, contendrá el comienzo, desarrollo y fin de un análisis.

A lo largo de toda esta serie se resalta la figura del payaso, que Lacan tomó para presentar al analista y se nos dice que el payaso tiene lugar, trabaja, en los intervalos…También Sergio Rodríguez compone su actual texto construyendo tiempos y lugares de intervalo en los que articula los textos y los  contextos de la escena y de sus trastiendas.

¿Qué papel juega este volumen, el tercero? Entre las exposiciones de lo psicoanalítico como recurso, la teorización de los discursos para mejor ubicación del discurso del analista, por un lado, y -por otro- la exposición y despliegue de un análisis, el autor coloca este libro como una bisagra necesaria: dejarse atravesar todo el tiempo por  la pregunta: Por qué me nombro analista Y nos presenta su testimonio de des-subjetivación trabajando en la teoría psicoanalítica el pase de la teoría de Melanie Klein a la de Lacan, argumentando, sencilla pero nodularmente, los hallazgos de la teorización lacaniana y sus efectos en la clínica.

Queremos decir que la estructuración de los capítulos es tal que lleva a que una y otra vez nos hagamos, junto al autor, la pregunta ¿Por qué me nombro analista? haciendo jugar la pregunta con distintos contextos, porque así como Sergio Rodríguez afirma con gracia que Melanie Klein es china y Freud y Lacan japoneses,  ( habrá que leer el libro para descubrir el por qué) él se manifiesta como japonés en la galanura con que juega con los contextos.

Los cuatro primeros capítulos nos llevan a desentrañar conceptos jugosos  tales como yo, superyo, letra, significante y objeto. Retoma una y otra vez desarrollos anteriores y los vuelve a intercalar en un juego de razones enriquecidas.

Los tres capítulos  centrales nos llevan a que pensemos las argumentaciones precedentes en el contexto de la sociedad y la cultura, y allí muy perspicazmente intercala una entrevista que el autor hizo en los años 90 a Hitoshi Oshima, profesor de la Universidad de Kyoto y doctorado en la Sorbona, y un texto de Oshima sumamente interesante. En ambas ponencias “la dialéctica de la nada intermediaria” el japonés despliega argumentos que nos descentran de los moldes a los que estamos acostumbrados en nuestra sociedad occidental. Otra vez Sergio Rodríguez nos conduce a un intervalo para desde allí poder pensar la estructura del lenguaje en otra lengua, condicionadora de toda otra relación a la letra y al significante, visión que enriquece la lectura de muchas de las ponencias de Lacan.

Los tres capítulos finales nos llevan a trabajar junto con el autor las posiciones de Melanie Klein, Freud y Lacan  con relación a la clínica y, en el corazón de ésta, la articulación entre objeto, cuerpo y poder…. Aquí es donde podemos entroncar con el deseo expresado en el prólogo de articular el psicoanálisis con los descubrimientos de las neurociencias, ya que el cuerpo y el poder que surgen de estos descubrimientos nos están pidiendo a nosotros, los analistas, que no seamos tan tímidos…y nos afiancemos en  el trabajo conjunto “para hacer la vida subjetivamente más vivible”.

La trastienda también es un lugar, el lugar de lo que no está en escena, el lugar de una astucia payasesca que daría, a su vez, lugar a la sabiduría de la falta, donde Real, Simbólico e Imaginario se agujerean entre sí para mejor anudarse.

Y este pase de Melanie Klein a Lacan nos hace pensar en aquella pregunta que hacía Lacan hablando del otro pase“¿Cómo reconoceríamos en la oscuridad qué es un nudo borromeo?”, ya que es de eso de lo que se trata en el Pase.

Desde las letras que Sergio Rodríguez va desplegando en este libro descubrimos un tejido de esa práctica: reconocer una y otra vez el nudo borromeo en la oscuridad  y no temer a los enredos en los que esa ejercitación nos envuelve. El libro y su autor nos invitan y nos alientan a que también nosotros descubramos esa experiencia y las nuevas posibilidades que ella inaugura.

PSICOANÁLISIS – SALUD – CREATIVIDAD

La Fundacion Páremai Fractal es una organización sin fines de lucro que nació e 1993 y desde la cual buscamos honrar el compromiso de trabajar junto a cada persona y familia reparando, en la construcción o recuperación de sus posibilidades vitales y acrecentando sus capacidades para una vida saludable.

Nuestra propuesta teórica y metodológica es el Psicoanálisis en Red, método innovador que permite interrelacionar el trabajo de cada ser humano en la construcción de sus subjetividad con el entorno de esos «otros» que aportan u obstaculizan esa construcción.

Páremai en griego significa «me siento junto a ti». Un lugar donde se encuentran y se construyen muchas vidas, sueños, habilidades y sensibilidades. Se trata de un acompañar comprometido en transformar las dificultades que forman parte de todo crecimiento. Nuestro propósito es desarrollar herramientas para que cada persona se encuentre con su fuerza, su alegría, su capacidad de amar y sus recursos para abordar los malestares desde perspectivas diversas.

«Para poder enfrentar los desafíos que la vida implica, debemos transformar el sufrimiento en un compromiso con nosotros mismos que nos libere.»

Nuestro profesional y cálido equipo de trabajo está formado por Psicólogos, Psicoanalistas, Terapeutas Corporales, Músico-Terapeutas y Talleristas que trabajan en conjunto y la experiencia de más de 20 años de trabajo continuo.

Brindamos asistencia individual a niños, jóvenes y adultos, terapia de pareja y terapia de familia. La Fudnación ofrece la participación en clubes para todas las edades con sus talleres, que a su vez pueden articularse con los espacios clínico terapéuticos.

«Entendemos la creatividad como rasgo de vida, como propia del vivir, la cual es posible a partir del jugar.»

Revista Nuestra Mutual, la revista de Ameport. N°18 – Junio 2014

Entrevista a la Lic. Silvia Beatriz Rivello publicada por la Revista Imago Agenda N°16 (1997/ 1998)

Una Institución en Red

La lic. Rivello, Directora de la Institución Páremai, nos da su enfoque del trabajo multidisciplinario en salud mental y nos habla acerca de la creación de una “Institución en Red”.

¿Cuáles fueron los motivos que la llevaron a idear un dispositivo en Red?

S.R. El primero y principal, los pacientes y no digo los analizantes, aquellos que más o menos felizmente pueden acogerse al diván y hacer trabajar el objeto que los causa, sino los pacientes que pacientemente padecen un lugar imposible, muchas veces tildado por nosotros de inanalizable. En un segundo lugar una cierta lectura de lo que les está ocurriendo a una mayoría de adultos en relación a su posición de “orientadores” de niños y/o adolescentes. Hoy la superproducción simbólica, al contrario de lo que sucedió durante siglos, vuelve ineficaces las lecturas e intervenciones de estos adultos. Niños y adolescentes piden ser orientados por lo Real. Los adultos nos resistimos tanto a esta orientación como a su demanda. En tercer lugar; la lectura de los últimos seminarios de Lacan que provocó en mí (como supongo que en todos los que se abocan a dejarse trabajar por ellos) una revolución en mi clínica que sentí necesaria trasladar a una clínica Institucional.

¿Qué características tiene la Institución que lleva adelante este emprendimiento?

S.R.: Todos los lugares institucionales están pensados, implementados y trabajados para poder sostener el dispositivo por un lado y para tramitar las demandas que el dispositivo promueve por otro. Para su regulación nuestra Institución pide a más de los vértices de la Red, estos cuatro lugares: “Más Uno” de la Estrategia, en relación a la clínica; “Más Uno” de lo Cotidiano, en relación con el ensamblaje con la realidad; “Más Uno” de la Dirección, en relación a la articulación con la teoría que sustenta Institución y Dispositivo; y “Más Uno” Institucional en relación a la Ética que nos funda. También tienen lugar tres asesorías ejercidas por profesionales de larga experiencia que nos brindan supervisiones y lecturas del trabajo Institucional. Se acotan y suplementan mutuamente. A su vez el dispositivo requiere otros espacios que están integrados por: Departamento de Adultos, Departamento de Adolescentes, Departamento de Niños, Departamento de Situaciones Limite, Espacio de Extensión Comunitaria, Espacios de Formación.

¿De qué tratan esos espacios clínicos que no recubre la oferta específica de Páremai?

S.R.: Se dio el caso de que algunos psicoanalistas viendo los efectos de nuestro trabajo en Red, fueron demandando nuestra posible intervención en relación a pacientes adultos. Esto resultó todo un desafío para nosotros: poner la Red al servicio de un sujeto y su analista a fin de trabajar con el primero para que a su vez pueda trabajar mejor en su análisis. Por otra parte la apertura del Departamento de Situaciones Límite en donde no sólo trabajamos con niños y adolescentes sino frecuentemente con adultos. Es que cuando en algunas familias quienes sostienen los lugares padre o madre no pueden responder de ellos ni de sus funciones, los hijos (así sean a su vez adultos) se ven afectados. En estos casos las familias tienden a fragmentarse, a homogeneizarse, complicando más la situación. Trabajando el Departamento de Situaciones Limite esa clínica que llamamos de lo Real del Padre logramos movimientos subjetivantes de importancia.

¿Qué fundamentos encuentra esta idea del dispositivo en Red de la teoría psicoanalítica?

S.R.: El pensamiento de Lacan, desde la lectura de sus últimos seminarios, posibilita que el psicoanálisis no quede entrampado en la modernidad. La topología del nudo borromeano inserta en cada operación de la Red, nos permite trabajar con: la escritura de lo imposible; La escritura que posibilita la construcción de la realidad; Escrituras de deshomogeneización. Por otro lado conceptos que se deducen de estos últimos seminarios de Lacan tales como el de Nominación, lo Real del Padre, Una Mujer. Tienen para nosotros fuertes consecuencias. Nos parece que esta clínica debiera leerse como una clínica de lo Real del Padre. En tercer lugar y no el menos importante, nos proponemos no sólo considerar en el nudo, el lugar de lo Imaginario sino también ponerlo a trabajar. Esto implica poder desplegar la topología que Lacan sugiere en L’Insú y al mismo tiempo pensar no sólo en Nominación Simbólica; sino también en Nominación Imaginaria y Nominación Real.